Nuestra singularidad en el extremo global absoluto · #MujerMujerTalentoFemenino

Un punto de inflexión es un punto de click. Cada uno en nuestras vidas hemos vivido momentos de click, esos momentos relevantes en los que sentiste que, por distintas circunstancias -a veces provocadas, a veces inesperadas, a veces, incluso,  no identificadas-, se produjo un destacado cambio, a mejor.

  • Es fácil O Piensa y recuerda esos dos, tres o cuatro momentos en tu vida realmente importantes y destacados. Pero no acudas a los tópicos.

Sin embargo cuando te encuentras inmerso en el punto de inflexión, todos nos resistimos a identificarlo como tal, y a pensar que estamos incursos en él, a pesar de que los pasos a seguir para hallarlo, el punto de inflexión, puedan “aparentar” ser concretos y claros: 1 · Hallamos la derivada segunda y calculamos sus raíces. 2 ·  Realizamos la derivada tercera, y calculamos el valor que toman en ellas los ceros de derivada segunda. 3 · Si el resultado es diferente de 0, tenemos el punto de inflexión. 4 · Calcular la imagen del punto de inflexión.

Probablemente no entendamos estos pasos matemáticas, simplemente es suficiente con saber que el punto de inflexión es aquel en una función continua el que separa la parte convexa de la cóncava o viceversa, como en la vida misma, aquel que separa el antes y el después. En los puntos de inflexión no existe en sí convexidad o concavidad, sino que es el punto de cambio. Cuando se trata de optimización matemática el objetivo básico es localizar los valores extremos, los más grandes -máximos-, o los más pequeños -mínimos- de una curva, o en el dominio de la función en su totalidad el objetivo es localizar el extremo global absoluto. El dominio de una función es el conjunto de su propia existencia, esto es, los valores para los cuales está definida. El dominio es un conjunto conexo y abierto, que no está vacío en su interior y por tanto capaz de transformar. Todos los resultados posibles de la función dada -la vida misma- se denomina condominio de esa función.

Y qué significa todo esto, que la vida misma es una “función continua”, cuyo “dominio” son ese conjunto de valores personales y sociales. Valores inherentes a la persona que solo adquieren significado en las relaciones, en la convivencia social y que conforman el “condominio de la función”. Ese “domino” tanto en la vida como en la matemática, no está vacío sino repleto de valores siendo de esta manera capaz de producir la transformación necesaria en nuestras dinámicas como humanidad.

Indefectiblemente nos encontramos en ese “extremo global absoluto” –Que existe por sí mismo, independientemente de cualquier relación o comparación con cosas concretas, completo, y que incluye todos los elementos o partes de una cosa.-, ese punto que proviene del todo y de la nada y que nos lleva a la nada y al todo.

Así es, este es el momento de poner en valor nuestros valores. Ahora más que nunca, de manera conexa y abierta, de mostrar nuestra propia fuerza interna como individuos y como sociedad, como parte cada uno de nosotros, de un todo.

El “extremo global absoluto” se presenta abierto a nuevas configuraciones, a nuevas concepciones que están en las manos de cada uno y de todos. No es el momento de adaptaciones sobre lo previamente establecido -de curas con tiritas, como hasta ahora-, sino que es un momento extraordinariamente disruptivo para crear lazos entre hombres y mujeres bajo un solo concepto, el de personas en la singularidad de cada una de ellas, de cada uno de nosotros. Donde no hablamos de género, ni tampoco de raza o etnia, ni de capacidad o discapacidad… Donde términos como diversidad e inclusión han de desaparecer del horizonte, por estar verdaderamente superados y consecuentemente ser innecesarias, para ser sustituidos con pleno convencimiento y determinación por otros dos, como son singularidad y talento.

La singularidad, esa cualidad que como personas que nos diferencia de los demás y nos categoriza como únicos a cada uno de nosotros. El talento, esa extraordinaria aptitud que para aprender y volcarlo como aprendizaje para uno mismo y para los demás.

  • Es fácil O Saca a la luz tu propia singularidad, esas habilidades, innatas o no, pero que en cualquier caso, has desarrollado a lo largo de tu vida debido a dificultades o restos a los que te has tenido que enfrentar, y busca qué te impulsó y qué valores había tras ello.

Diversidad e Inclusión. Singularidad y Talento. Es indiscutible que la sociedad, la política, la economía, incluso la tecnología han estado marcadas por defecto por un rol masculino. Por otro lado, es innegable el cada vez más reforzado carácter reivindicativo del papel que corresponde a la mujer en dichos ámbitos. Pero de igual manera es incuestionable que este momento actual –#covid19- y transitorio se presenta como un “extremo global absoluto –momento que fija un antes y un después-” a partir del que establecer auténticos valores, motivaciones y objetivos de reconocimiento de la singularidad y el talento individual de la persona, como hombre y/o como mujer.

 

Cristina M. Ruiz Pérez · Consultora en Creatividad Innovadora # forlawyers
U&C ABOGADOS · Socia directora · Abogada
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